Ria-pi-ta

Y una hoguera de sombras crepitando

la madera encendiad

por el golpe seco de los tacones.

Hay un perfume de palomas rojas

volando su resplandor

de alas, entre los dedos de las manos

abiertas al incandescente sueño

de la luz.

Escucha lento el gesto

casi redondo, bajo los pliegues

de la tela rasgada.

El baile despierto de las caderas

descifra los secretos de la noche

y tantas huellas como heridas hay

sobre la tabla pisada del tiempo,

del corazón flamenco.

No más estrellas ni eclipses de luna

castañuelas de sangre.

Un viento ronco de voces empuja

las cuerdas de la guitarra y cominza

el duende del amor y de la muerte...

 

JESÚS LOSADA

(junio-2004)